Clama la fauna progresista por una escuela pública laica. He visto por la prensa artículos con títulos de tanto pedigrí antirreligioso como “Dios fuera de las aulas”. ¡A las barricadas! ¡No pasarán! Afortunadamente la religión de nuestros mayores es sustituida en la escuela pública por valores universales: educación para la paz, para la igualdad de oportunidades entre los sexos, educación sexual... Sin embargo también en la nueva educación en valores existe lo que se llamaba “currículo oculto”, es decir, enseñanzas, saberes, que sin estar programados explícitamente van calando en la formación de los niños y las niñas. Sin estar programados o estándolo, que de todo hay. Por ejemplo, no existe ningún tema transversal que se llame “educación para el respeto y el amor a la escuela”. Debería haberlo. En cambio veo año tras año en el colegio público al que asiste mi hijo (excelente en muchísimos aspectos) cómo el fin de curso es celebrado con estrépito de final de tortura: ¡Por fin acabaron las clases! ¡Qué bien! ¡Se acabaron los rollos aburridos! Y cuánto tiempo, cuánto esfuerzo organizativo de maestros y padres (y maestras y madres), cuánta preparación se dedica durante el curso para... celebrar su final. Y aún no estaría mal la cosa si el evento consistiese en encuentros deportivos, juegos, teatritos, etc. (la parte del programa que ocupa la tarde de la celebración), pero, qué va, después de la popular cena de sobaquillo viene lo mejor: sobre un escenario de fiesta patronal de pueblo, entre luces de discoteca móvil y con los decibelios pasados de rosca vemos desfilar a casi todos los alumnos y alumnas del cole interpretando algo que llaman pléibac. En esencia se trata de ejecutar una coreografía aeróbica al ritmo de alguna canción del tipo “a ella le gusta la gasolina”, “papi papi, papi chulo” o alguna otra sandez semejante. Todo un ejemplo de educación en valores. Las letras de esas pseudocanciones suelen ser machistas y violentas. No importa. Para eso se les ha educado durante todo el año en la igualdad de género, para incitarles a final de curso al ocio insomne, a la sexualidad alienante y al ambiente discotequero y macarrilla. Con todo, lo que me llama más la atención es eso del jálogüin. Recuerdo haber leído algo sobre el conocimiento de nuestra cultura y tradiciones en el currículo de enseñanza primaria y secundaria y por más que me esfuerzo no veo lo de los disfraces monstruosos, la sangre, el terror, y toda la parafernalia de la cinematografía americana de serie B. Sin embargo a finales de octubre mi hijo ha pintarrajeado en clase una careta de vampiro y me pregunta si puede ir a no sé qué fiesta de jálogüin. Imagino qué anatema progresista caería sobre algún maestro o maestra al que se le ocurriese hablarles a los niños sobre los Fieles Difuntos, sobre la festividad de Todos los Santos, sobre la piadosa costumbre de encender cirios en recuerdo de nuestros parientes muertos. ¡Oscurantismo! ¡Inquisición! ¡Fundamentalismo! Menos mal que eso no ocurre y nuestros hijos ¡también desde la escuela pública! son educados en la espiritualidad bastarda de las güijas, los horóscopos, los tarots, Fredy Cruger y toda la pesca. ¡Dios fuera de las aulas!, ¡Demos paso a la bruja Lola!
dijous, 29 d’octubre del 2009
¿Qué demonios significa “jálogüin”?
Clama la fauna progresista por una escuela pública laica. He visto por la prensa artículos con títulos de tanto pedigrí antirreligioso como “Dios fuera de las aulas”. ¡A las barricadas! ¡No pasarán! Afortunadamente la religión de nuestros mayores es sustituida en la escuela pública por valores universales: educación para la paz, para la igualdad de oportunidades entre los sexos, educación sexual... Sin embargo también en la nueva educación en valores existe lo que se llamaba “currículo oculto”, es decir, enseñanzas, saberes, que sin estar programados explícitamente van calando en la formación de los niños y las niñas. Sin estar programados o estándolo, que de todo hay. Por ejemplo, no existe ningún tema transversal que se llame “educación para el respeto y el amor a la escuela”. Debería haberlo. En cambio veo año tras año en el colegio público al que asiste mi hijo (excelente en muchísimos aspectos) cómo el fin de curso es celebrado con estrépito de final de tortura: ¡Por fin acabaron las clases! ¡Qué bien! ¡Se acabaron los rollos aburridos! Y cuánto tiempo, cuánto esfuerzo organizativo de maestros y padres (y maestras y madres), cuánta preparación se dedica durante el curso para... celebrar su final. Y aún no estaría mal la cosa si el evento consistiese en encuentros deportivos, juegos, teatritos, etc. (la parte del programa que ocupa la tarde de la celebración), pero, qué va, después de la popular cena de sobaquillo viene lo mejor: sobre un escenario de fiesta patronal de pueblo, entre luces de discoteca móvil y con los decibelios pasados de rosca vemos desfilar a casi todos los alumnos y alumnas del cole interpretando algo que llaman pléibac. En esencia se trata de ejecutar una coreografía aeróbica al ritmo de alguna canción del tipo “a ella le gusta la gasolina”, “papi papi, papi chulo” o alguna otra sandez semejante. Todo un ejemplo de educación en valores. Las letras de esas pseudocanciones suelen ser machistas y violentas. No importa. Para eso se les ha educado durante todo el año en la igualdad de género, para incitarles a final de curso al ocio insomne, a la sexualidad alienante y al ambiente discotequero y macarrilla. Con todo, lo que me llama más la atención es eso del jálogüin. Recuerdo haber leído algo sobre el conocimiento de nuestra cultura y tradiciones en el currículo de enseñanza primaria y secundaria y por más que me esfuerzo no veo lo de los disfraces monstruosos, la sangre, el terror, y toda la parafernalia de la cinematografía americana de serie B. Sin embargo a finales de octubre mi hijo ha pintarrajeado en clase una careta de vampiro y me pregunta si puede ir a no sé qué fiesta de jálogüin. Imagino qué anatema progresista caería sobre algún maestro o maestra al que se le ocurriese hablarles a los niños sobre los Fieles Difuntos, sobre la festividad de Todos los Santos, sobre la piadosa costumbre de encender cirios en recuerdo de nuestros parientes muertos. ¡Oscurantismo! ¡Inquisición! ¡Fundamentalismo! Menos mal que eso no ocurre y nuestros hijos ¡también desde la escuela pública! son educados en la espiritualidad bastarda de las güijas, los horóscopos, los tarots, Fredy Cruger y toda la pesca. ¡Dios fuera de las aulas!, ¡Demos paso a la bruja Lola!
dimecres, 28 d’octubre del 2009
BESTIARI. Les espines de les oronetes
Les espines de les oronetes.
dilluns, 26 d’octubre del 2009
BANDA SONORA. Nights in white satin
Vos deixe una cançó molt famosa de "Moody Blues" que vaig escoltar milers de vegades tot just quan començava a descobrir que en el món, a més de germans, cosins i amics n'hi havia uns éssers molt rars que s'anomenaven "xiques".
La roba i els pentinats són psicodèlics i horribles. Què hi farem!
divendres, 23 d’octubre del 2009
Decàleg per a fer del vostre fill un delinqüent
1. Comenceu des de la infantesa donant al vostre fill tot el que us demane. Així creixerà convençut de que el món sencer li pertany.
2. No us preocupeu per la seua educació ètica o espiritual. Espereu a què assolisca la majoria d’edat per a que puga decidir lliurement.
3. Quan diga paraulotes, rigeu-li-les. Açò l’animarà a fer coses més gracioses.
4. No el bonegueu ni li digeu que està malament alguna cosa de les que fa. Podria crear-li complexos de culpabilitat.
5. Arreplegueu tot el que ell deixe escampat: llibres, sabates, roba, joguets. Així s’acostumarà a carregar la responsabilitat sobre els demés.
6. Deixeu-lo llegir tot el que caiga a les seues mans. Tingeu compte de què els seus plats, coberts i got estiguen esterilitzats, però no de què la seua ment s’ompliga de fem.
7. Discutiu sovint amb el vostre cònjuge en presència del xiquet, així a ell no li farà massà mal el día en què la família, potser per la seua pròpia conducta, quede destrossada per a sempre.
8. Doneu-li tots els diners que vullga gastar. No vaja a sospitar que per a disposar-ne’n és necessari treballar.
9. Satisfeu tots els seus desitjos, apetits, comoditats i plaers. El sacrifici i l’austeritat podrien produir-li frustracions.
10. Feu-li costat en qualsevol conflicte que tinga amb els seus professors i veïns. Penseu que tots ells tenen prejudicis contra el vostre fill i que de veritat volen fastidiar-lo.
dimecres, 21 d’octubre del 2009
Cristianofòbia (I)
Amb motiu de la manifestació pro-vida del passat dia 17 a Madrit m’he embolicat en un debat molt agre ací al costat, en casa d’un blogaire veí i m’agradaria comentar algunes sentències que s’han escampat al llarg de la discussió. (Deixe de banda els insults directes, personals o generalitzadors, que no fan al cas, si més no perquè jo també m’he mostrat maleducat i manipulador en demesia):
-“Són gent drogada mentalment. Un cristià és un dèbil mental, que creu que els ases volen. I dins del cristianisme, hi ha una secta criminal, una secta sense escrúpols, una secta molt perillosa, responsable de millons de crims al llarg de la història i actualment també. Són els Catòlics.”
-“Cal parlar-los clar, sense miraments, ja sabem que els causarem dolor, però cal tenir en compte que tot procés de desintoxicació pot arribar a ser doloròs. En realitat els hi estem fent un gran favor, els hi estem obrint els ulls, els hi estem ajudant a redescobrir la veritat, els estem advertint de que van amb molt males comapanyies. Si fossen intel.ligents ens tindrien que donar les gràcies.”
-“Molts cristians només sou una colla de fanàtics, intransigents i bàrbars que us manifesteu, viviu, feu i penseu al ritme que marquen la colla de lladres i pederastes sectaris que formen la cúria romana.”
-“Els païassos de tota la vida, que es preocupen de la "vida" que està per nàixer i després són els primers en fotre-li la vida una vegada nascut.”
-“No es tracta de ser anti-cristià. Es tracta de deixar les cosses clares i ser una mica més humà, més persona. Parlar menys en nom de Déu i de l'esglèsia i treballar més per la dignitat humana. Així i tot estic segur que entre els catòlics hi ha gent meravellosa que se'n fot d'aquesta esglèsia polititzada i ultradretana. Eixos, de segur, que no secunden cap intervenció política de l'esglèsia.
-“La religió ha d'estar a les esglèsies, a les cases i als cors d'aquells qui en creuen.”
Els quatre primers judicis van més enllà de l’anticlericalisme clàssic: no denosten l’estament sacerdotal, allò que diem “la jerarquía eclesiàstica” sinò els cristians en general i, molt particularment, els catòlics. Es tracta d’un posició ideològica que va més enllà inclús de la que comentava Comín quan va ingressar (junt a la resta de militants de Bandera Roja) al Partit Comunista: “Y espero que ninguno de vosotros dirá, como dijo un camarada del PSUC ‘esto de tener la fe es una desgracia como otra cualquiera; esto es como el militante que pega a su mujer y llega al partido. Poco a poco, con mucha paciencia, tenemos que conseguir que deje de pegarle. Esperemos y conseguiremos que estos creyentes pierdan su fe.’”
La cita és ben curiosa, fins i tot des del punt de vista de l’evolució de les idees sobre violència sexista. Així doncs per a l’esquerra (per a l’esquerra que acceptava al seu si els cristians) la fe era poc menys que una psicopatologia. El que trobem ara al davant es pitjor: els cristians no tant sols som uns ignorants sinó que, a més a més, som culpables d’aquesta ignorància. Curiosament la ignorància culpable, la pertinàcia, la perseverança en el mal, és el pecat, imperdonable, contra l’Esperit Sant. En la versió anticristiana es tracta de no “donar les gràcies” als que ens poden portar a “redescobrir la veritat”. Esperem que açò de “els causarem dolor” siga metafòric.
Podem pensar que aquestes afirmacions són exabruptes d’un particular, però ens enganyariem: en l’esquerra d’aquest país s’ha passat d’una estratègia d’acceptació interessada dels cristians a una franca oposició al Cristianisme i els seus valors. En una escola de quadres del PCE un militant va dir fa temps (quan aquesta nova estratègia de l’esquerra encara era incipient) que “los cristianos a la polla la llaman Espíritu Santo”. Es tractava de tota una declaración de principis (polítics, intelectuals, civils, morals) de la postmoderna cristianofobia.
Pel que fa a les dues últimes valoracions, la questió és més interessant i per a comentar-la cal una nova entrada.
diumenge, 11 d’octubre del 2009
Sweet sixteen
Conscients del problema (dels problemes) l'estat i la societat civil prevenen els joves dels perills del consum de psicotròpics i estupefaents. Bé és veritat que alguns ajuntaments no només comprenen sinó que fomenten la pràctica del botellot i la tolerància progre respecte al cànnabis és proverbial. Hem de sofrir-lo amb paciència i pensar que la collita de dirigents polítics cantamañanas no s'acaba mai.
La qüestió del terrorisme és diferent. Ahí tot el món està d'acord (i jo també) que és una cosa molt dolenta. Ara que, ja ho deia un personatge de la pel·lícula Platoon, les excuses són com el cul: tothom en té una. I segons aquesta regla, no és estrany llegir, i fins i tot sentir raonaments que distingeixen entre terroristes bons (que no són terroristes sinó que practiquen la "lluita armada defensiva", mira tu per on) i terroristes dolents que són "els altres". Això: els dolents. Es tracta del mateix, d'una llorigada de chiribainas com el cantamañanas d’abans.